miércoles, 27 de mayo de 2009

Apocalipsis NO





Un repaso a la historia del nacimiento de Bolivia nos recuerda el centenar de republiquetas que dejaron huellas imborrables. Y a advertir, también, la reiteración de viejos errores políticos.“A mí no me quitan que si nos dejamos los cruceños, los enclaves de colonos de Yapacaní y San Julián en Santa Cruz, con su contraparte urbana en el Plan Tres Mil, ejercerán rol igual en la capital oriental que la republiqueta de Achacachi.”No es poca cosa aquilatar que el narcotráfico y el contrabando están entre los peores azotes en esta casi nación. Merced a su nueva Constitución, con el fórceps de la imposición hasta pendón espurio se ha parido, reculando de república a Estado de 36 plurinaciones. Se observa en la actual involución a las republiquetas.Quizá desmerezco a los heroicos Guerrilleros de la Independencia, al comparar sus territorios de refugio, con las manchas que son las republiquetas de negro cuño dentro el mapa actual del país. ¡Qué papel heroico el de las republiquetas en el parto de tres lustros de nuestra patria! ¿Qué nuevo país de mérito puede surgir de la vergüenza de enclaves sin Dios ni ley del presente? Son bolsones en que el Estado ha perdido, o está perdiendo, la hegemonía del imperio de sus leyes, la majestad de su justicia y el control de sus estamentos armados.Hubo más de un centenar de republiquetas en la epopeya de los 15 Años, si como tales se ha de ver alguna que un francés pusilánime y cantador en la guerrilla del Ché vino a llamar focos. Seis fueron más notables entonces; hoy se disciernen tres, y varias en estado focal.Otrora se tuvo una republiqueta en Camargo al mando de los esposos Padilla, que abrazaba el territorio entre los ríos Grande y Pilcomayo. Manuel Ascencio cayó en batalla; Juana Azurduy murió pobre y desvalida en este país ingrato que solo la recuerda en la voz de Mercedes Sosa.Su equivalente hoy sería la republiqueta contrabandista con capital en Sabaya. Su dominio de altiplánicos caminos y sendas –donde reposan varios agentes aduaneros en fosas sin lápida- en colusión con pares chilenos que han hecho de la zona franca de Iquique un emporio matutero, muestran que la frontera minada entre Chile y Bolivia no es obstáculo para articular columnas de contrabando a Cobija y Brasil, tal cual se desnudó en el escandalete de los 33 motorizados asociados a Juan “Camión” Quintana.La republiqueta de Ayopaya, única en sobrevivir para ocupar La Paz el 29 de enero de 1825, antes del arribo del ejército libertador de Sucre, no fue premiada ni siquiera con una carretera alternativa a la que hoy está subyugada al albedrío chantajista en Caracollo. Una versión deformada moderna es la republiqueta de los cocaleros del Chapare, capital en Lauca Eñe, que dirige nada menos que el Presidente de los bolivianos. Apuesto a que con los constreñimientos de la expulsión de la DEA, más la avisada expansión a 20.000 Has de coca “legal”, las fábricas de cocaína incautadas volverán a las 622 del año 2000, en vez de las 6.535 del 2008 con apoyo de los gringos. ¿Alguien se acuerda de los torturados y asesinados esposos Andrade, dicen que con la complicidad criminal de mandamases del gobierno? ¿Y la fábrica de leche escamoteada a los suecos, o el infeliz enterrado vivo en Ivirgarzama? Sabia fue la dueña del hotel que se mudó a Santa Cruz; pongan las barbas en remojo los que apostando por el Chapare, invirtieron plata y esfuerzo en industrias alternativas a la coca y “resorts” para el turismo: hoy están librados a la venganza oficial, como el valiente diputado Murillo. La republiqueta de Larecaja, comandada por el cura Ildefonso de las Muñecas, desde su capital Ayata obstruía las comunicaciones entre el Bajo y el Alto Perú en la lucha por la independencia. La más amenazante de hoy tiene su centro en Achacachi. Con un tinte aymara, controla orillas del lago Titicaca, la zona agrícola más rica del altiplano. Su discurso étnico parte de un falaz quechuaymara, siendo que los quechua redujeron a sangre y fuego a los aymara; fue poco antes de la llegada de los españoles, a los que se aliaron quizá para cobrar agravios de sus sojuzgadores Inca. Hasta fuerza armada –los Ponchos Rojos- de degolladores de perros tienen, y en penosa claudicación desfilan con las FFAA. Díganme qué ley se ha aplicado en tal republiqueta, cuando en Huarina sacaron del hospital y masacraron a un capitán de ejército; en Achacachi ajusticiaron a un par de supuestos rateros; ¿existe control policial de valía cuando en Huatajata asaltan el hogar de un ex vicepresidente constitucional de la nación, vejando a la dama que es doña Lidia Katari y a su familia? Membresía urbana tienen en El Alto; bajan por la hoyada a sitiar La Paz cuando les da la gana, amenazantes como en 1781. Son como un puñal en la yugular de la sede de gobierno del país. A mí no me quitan que si nos dejamos los cruceños, los enclaves de colonos de Yapacaní y San Julián en Santa Cruz, con su contraparte urbana en el Plan Tres Mil, ejercerán rol igual en la capital oriental que la republiqueta de Achacachi. Que el socapar oficial de terroristas uniformados en Yacuiba, es una hilacha de la alianza entre bagalleros y politiqueros arribistas, que adoptan falsa postura chaqueña para dividir Tarija en pos de regalías del gas. En la médula yace el populismo divisionista del régimen actual. ¿No son sintomáticas las medidas que pervierten a la democracia representativa, sin ningún otro propósito salvo la perpetuación en el poder? Parte de ellas son las “reformas constitucionales”, persecución y encarcelamiento de disidentes, el cercenamiento y el acoso de la libertad de expresión. “Son algunos de estos hábitos políticos”, dice Alfredo Crespo Alcázar, coautor de “El Populismo en América Latina: ¿Pasado o presente?”, contaminando la actual moda política. Ocho meses antes de otra elección presidencial, se mantiene sólido el voto consigna oficialista. Mientras tanto, los narcisistas de la oposición mueven sus fichas como en tiempos idos, soslayando que la unión hace la fuerza. Que para erosionar el respaldo rural y el voto étnico, es necesario un candidato indígena occidental ilustrado, acompañado de un veterano voceador de las autonomías regionales.

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