viernes, 19 de junio de 2009

Corruptículo Vitae


El “corruptículo vitae” se ha puesto de moda en el actual Gobierno, no sólo por lo que llama “ABCgate”, sino también por el “contrabando apadrinado, el narcotráfico rampante, las elecciones fuleras y la justicia manoseada”.“Mientras arreciaba la hediondez del destape en YPFB, otro “puchichi” maduraba en noticias secundarias al affaire Santos Ramírez, sugiriendo que un “ABCgate” está en ciernes en la Administradora Boliviana de Carreteras. No es ninguna novedad. La adjudicación dolosa de contratos estatales es uno de cinco caballos del Apocalipsis del desgobierno que tiene a Bolivia en el fondo del pozo”. En un estado casi coprófago de hurgar tanta inmundicia en Bolivia, ya que “la repugnancia moral es más que una metáfora. Los humanos mueven los músculos de la cara de la misma manera” al tragar aceite de ricino, mirar en la tele asesinatos de la turbamulta en Epizana o intuir que son desvalijados por corruptos en el gobierno. ¿Para qué telenovelas si los entreveros sórdidos de la tragicomedia de YPFB exceden la imaginación de un libretista afiebrado? Pero apuesto a que como en los culebrones, al final todos quedarán felices y comerán perdices, después de tramoyas de asesinatos, sobornos, adulterios, conspiraciones y estafas. ¿Y el pueblo? Pues “cagao como palo ‘e gallinero”.Prueba es que el gobierno de Evo Morales cerrara filas en torno a dos ministros y el superintendente, que fueron, sino posibles co-responsables, por lo menos incompetentes conocedores del hediondo contrato entre YPFB y Catler Uniservice, según Informe del Senado. Quizá cuando el Vicepresidente puso orejas de burro a dos senadores oficialistas que firmaron el documento, también instó a Evo Morales que deje de hacer el ridículo echando la culpa a la CIA. Mi pálpito es que igual que están libres otros implicados en el escándalo, el inculpado purgará algún tiempo en la privilegiada Posta de San Pedro, hasta que las aguas se calmen. Luego irá a una embajada, como el corrupto primer presidente de la “nueva” YPFB. Mientras arreciaba la hediondez del destape en YPFB, otro “puchichi” maduraba en noticias secundarias al affaire Santos Ramírez, sugiriendo que un “ABCgate” está en ciernes en la Administradora Boliviana de Carreteras. No es ninguna novedad. La adjudicación dolosa de contratos estatales es uno de cinco caballos del Apocalipsis del desgobierno que tiene a Bolivia en el fondo del pozo —los otros se llaman contrabando apadrinado, narcotráfico rampante, elecciones fuleras y justicia manoseada. Dentro de las reformas estructurales de un primer gobierno del ahora satanizado Goni —cambio real no atribuible al gobierno de Evo—, y con el apoyo financiero de entes internacionales, se propició institucionalizar las entidades del Estado, que no deberían ser botín de gobiernos de turno. De las primeras fue el Servicio de Caminos (SNC). Se eligió por concurso de méritos a su primer y único Presidente institucionalizado —José María Bakovic— iniciando un verdadero auge de construcción y mantenimiento de vías, acompañado de un proceso depurador de endémicas prácticas corruptas en adjudicar y supervisar obras. ¿Qué fue lo que hizo el “gobierno del cambio”? Pues desbancar y acosar judicialmente a Bakovic con el aporte de dos de sus tránsfugas —una bisoña y otra de “corruptículo vitae”.
Hoy se ventila una seguidilla de hechos sugestivos en la gestión de la misma chola con otra pollera del SNC antes de su institucionalización. Uno, la repartija de contratos con posible sobreprecio a empresas brasileñas. El caso de moda es la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, cuya ficha técnica elaborada por el SNC institucionalizado estimaba un costo de poco más de $177 millones. El contrato “dirigido” creo que costará más de $406 millones de verdes, y sin pavimento. Dos, inquietantes enroques en construcción de carreteras. El anterior contrato refleja la curiosa preferencia de una firma brasileña de segundo nivel, a la que se le ha confiado concluir la Tarija-Potosí —donde se metió la pata al rescindir contrato sin exigir cumplimiento a la contratista inicial—, siendo que su obra en la Potosí-Uyuni deja mucho que desear. Aún más, se le concedió la reparación del túnel de Alarache, dañado por desidia de una ineficiente ABC. Olvidaba decir que la favorecida es la misma de la carretera sobrevaluada de Villa Tunari a San Ignacio de Moxos.
Tres, se destapan malos olores en Vías Bolivia, que estatizó el servicio de cobranza de peaje a la conclusión de los contratos con las privadas Cono Sur y Tollsa, devolviendo al gobierno el botín de los peajes. Quizá fue la causa de aplicar el principio de Peter, que eleva al incapaz a su más alto nivel de incompetencia, en la ex mandamás de la olorosa entidad de caminos. Existen paralelos entre el bullado caso de Watergate en EEUU y el tufillo de la corrupción en YPFB y ABC. En vísperas de las elecciones en 1972, Nixon exhibía orondo sus éxitos diplomáticos y gozaba de máxima popularidad; igual que hoy Evo. Nixon había derrotado a su oponente por un margen inédito; con chanchullo o no, Evo logró mayoría en aprobar su Constitución hace poco. Nixon se desgastó con los cargos de soborno y dimisión de su vicepresidente; ¿no era Santos Ramírez segundo hombre del MAS y cercano al Presidente? Pero lo que defenestró a Nixon no fue atentar contra la ley, al ordenar sus allegados que ingresen cual rateros torpes a poner artilugios de escucha, también ilegales, a la sede central de sus opositores. Fue el encubrimiento de esos delitos, cuando la luz del reportaje de investigación ya se acercaba a la sombra de la colusión presidencial en tales hechos delictivos. Ojala menudeen los “garganta-profunda”, servidores públicos hastiados de la corrupción. Aliados al tesón de sabuesos del periodismo investigativo, seguirán develando entornos corruptos que debilitan a la democracia en el país, ayer, hoy y mañana. Oliver Stone, que hiciera un film sobre Nixon un año después de su muerte, quizá tenga que cambiar apuntes para el libreto del que pretende filmar sobre Evo Morales.

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