miércoles, 17 de junio de 2009

Autonomía de Verdad


Si bien es cierto que los puntos planteados por el Comité Cívico engloba el conjunto de las aspiraciones cruceñas, se hace necesario abrir mesas de trabajo –sin exclusiones, que nos permita, además de definir una estrategia general para enfrentar al monstruo, redefinir lo que entendemos por autonomía.
En los medios de comunicación se repite machaconamente, de que autonomía sería elegir un Prefecto y su respectivo Concejo Departamental -por voto directo, incluyendo la aceptación de un conjunto de competencias transferidas “a voluntad” por el debilitado poder altoperuano, donde no se tocaría, por ejemplo, el tema policial por tratarse de un problema de “seguridad nacional”; el tema de la tierra y los recursos naturales -por que todos somos bolivianos -incluyendo la invasión de tierras y finalmente, la imposición de un modelo político-administrativo “al gusto” de los Constituyentes. Esta forma de autonomía, hay que rechazarla.
De igual forma tenemos que agradecer la invalorable presencia de los autonomistas de última hora, por que estos no los necesitamos.
Los ya conocidos enemigos de la idea, también suelen afirmar que un modelo autonómico sería una transferencia mecánica de los vicios y los privilegios del gobierno central al local, el mismo que reproduciría el modelo centralista de la capital hacia sus provincias; así mismo, se suele ratificar que los “autonomistas” se quieren embolsicar la plata que por derecho les corresponde a todos. Esta imagen deformada hay que combatirla con argumentos y con proyectos de consenso general.Aunque en otra oportunidad ampliaremos algunos conceptos. Se hace necesario definir brevemente cual puede ser la autonomía que queremos.
A mi concepto, una autonomía democrática debe basarse sobre tres pilares, a saber:

1.- La independencia política: que consiste no solamente en elegir autoridades, por que esto no basta, es necesario diseñar un modelo de Estado (lo llamaremos regional) donde además de contener las distintas corrientes políticas, participen las fuerzas productivas (productores) y las nacionalidades (Chiquitanos, Guaranies, entre otros), ya que no se puede concebir la política sin la economía.

2.- La independencia económica: que significa no solamente manejar nuestros recursos económicos según nuestras prioridades, sino también abrir la posibilidad de establecer alianzas estratégicas con grupos o corporaciones públicas o privadas, nacionales o extranjeras, que se asocien con nosotros para producir resultados económicos. Por ejemplo, construir acerías, etc. y 3.- La justicia social: que significa transferir en forma de obras y servicios, recursos económicos en beneficio de los grupos socialmente más vulnerables, con la finalidad de erradicar efectivamente la pobreza. Esto significa la socialización de la salud, la construcción de viviendas populares, la creación de fuentes permanentes de empleo y el apoyo a la producción, entre otros.Solamente incorporando estos tres elementos indisolubles, la lucha por nuestra amplia autonomía, tiene sentido.

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